Ashley Amaral fue víctima de violencia sexual y violación desde que tenía 10 años, por supuesto, el dolor y la vergüenza que cargó día tras día causaría daños psicológicos irreparables en la pequeña niña y uno de ellos fue la forma en que lo expresaba. Ashley comenzó a reflejar su pena a través de la comida, en donde encontró refugio y algo de felicidad. Además de encontrar alivio a través de los alimentos, Amaral de 31 años comía y comía con el propósito de engordar y así que nadie volviera a tocarla nunca más.
5000 calorías aproximadamente era lo que la niña ingería a diario, a raíz de lo cual su niñez fue aún más dura. Con el transcurso del tiempo se acostumbró a ser “la niña gorda” de la escuela y de recibir crueles comentarios sobre su físico, sin embargo Amaral lograba confortarse con que su físico era su escudo contra cualquier tipo de abuso.
Si bien asistía a terapia, ella no lograba concebir que su peso estaba dañando su autoestima y estaba desencadenando en serios riesgos de salud. Una serie de situaciones vergonzosas la hicieron finalmente darse cuenta que debía hacer algo por ella, algo mucho más grande que tener las tallas que hoy son consideradas como normales.
Si bien aún lleva la carga carga de las secuelas de su infancia, Amaral dice sentirse por primera vez como una mujer y que la figura que se refleja en el espejo le ha dado la confianza y fuerza suficiente para salir adelante.
“Ahora me siento como una mujer, tengo curvas y eso me hace sentir sexy. Antes fingía sentirme segura pero hoy me doy cuenta de lo falsa que fui conmigo misma”.