A pesar de haber avanzado mucho en materia de derechos de la mujer y de estar en este momento en una gran lucha contra el abuso en contra la mujer, aún existen lugares en el mundo en el que las niñas soportan todo tipo de vejaciones, abusos y mutilaciones, por el simple hecho de haber nacido mujer. Con el objetivo de seguir en la lucha y que exista conciencia al respecto es que queremos darles a conocer ciertas tradiciones que pasan a llevar a las mujeres, además , tenemos la esperanza de que organizaciones internacionales se vean obligadas a tomar medidas de protección.
Alimentación forzada
Esto sucede en Mauritania, donde se considera la obesidad como un rasgo de belleza femenina, sobre todo a la hora de contraer matrimonio. Es por eso que al momento de buscar marido, las niñas son alimentadas de forma forzosa por sus familias, con dietas de más de 16.000 calorías al día. En este país situado en el noroeste de África, la horrible forma de alimentarlas suele comenzar cuando la niña se hace mujer, momento en el que empiezan a obligarlas a beber grandes cantidades de leche de camello, incluso infligiéndoles dolor si fuera necesario.
De acuerdo al dicho popular: “La mujer ocupa en el corazón de su hombre el mismo espacio que ocupa en la cama”. A pesar de que esta práctica ha disminuido notablemente en las zonas más urbanas de Mauritania, la tradición social está tan arraigada que las novias tratan de ganar peso antes de la boda como parte de su ritual de belleza. Algunas de ellas recurren al uso de fármacos con cortisona o drogas destinadas a aumentar de peso al ganado, algo que resulta sumamente peligroso y que se ha traducido en varias muertes en lo que llevamos de año.
Desterradas durante la menstruación
Esta tradición sucede en Nepal, donde se considera que la mujer es impura cuando está menstruando y, por ese motivo, se le prohíbe realizar actividades normales como comer con sus familias, entrar en un templo o manipular alimentos. Tampoco pueden mirarse en los espejos o peinarse durante esos días. En muchos pueblos, no pueden ni siquiera dormir en casa, sino que se les obliga a convivir en el establo con los demás animales.
Ablación genital
La mutilación se realiza sobre los 9 años de edad, sin anestesia, mientras la niña grita aterrada y sus familiares festejan que ya es mujer. No es extraño que sufran colapso neurogénico, debido al intenso dolor, una infección o incluso la muerte por la pérdida masiva de sangre.
Con esta terrible aberración lo único que se consigue es privar a la víctima del placer sexual y el correcto funcionamiento del aparato urinario. Apenas 15 minutos son suficientes para causar un sufrimiento de por vida. Esta monstruosa aberración, practicada en condiciones pésimas de higiene y seguridad, no tienen ningún efecto positivo en la salud de la víctima.
De acuerdo a los datos presentados por las organizaciones no gubernamentales, al menos 137 millones de mujeres en todo el mundo han sido mutiladas, a pesar de las protestas y la presión internacional, considerándola una absoluta violación de los derechos humanos. Si quieres saber más acerca de esta trágica realidad y contribuir para erradicarla, aquí tienes más información.
Niñas obligadas a casarse
Según los datos presentados por UNICEF, 700 millones de niñas han sido obligadas a casarse siendo menores de 18 años. Es más, más de un tercio tenían menos de 15 años. El matrimonio infantil es una realidad en todo el mundo, aunque es más frecuente en lugares de extrema pobreza como la India, Yemen, Guatemala, Nepal o Etiopía.
Las niñas sólo son valoradas por su sexualidad, fertilidad y como mano de obra, convirtiéndolas prácticamente en esclavas. Para esos fines, son apartadas del colegio, no tienen capacidad para obrar libremente y solo viven para complacer a sus maridos. Muchas de ellas no saben cuidar de sí mismas, pero pronto se convierten en madres y no es extraño que sean forzadas durante el proceso. También es común que sufran violencia doméstica y otros abusos.
El secuestro de la novia
En ciertos países de Asia Central, el Caúcaso y zonas de África, existe una “tradición” conocida como matrimonio por secuestro, una práctica que en cualquier otro lugar del mundo sería considerada delito. En ella, un hombre y sus familiares secuestran a una mujer con intención de casarse con ella. Tras un período de rapto de entre 3 y 5 días, la unión se da por consumada. En muchas ocasiones, también se las viola con la intención de dejarlas embarazadas, de forma que el secuestrador, alegando la paternidad sobre el hijo, pueda reclamarla como esposa.
Las mujeres sólo son consideradas mercancía. Es común que una vez formalizado el matrimonio, el secuestrador vuelva para congraciarse con la familia de la novia, pedirles perdón y resarcir la pérdida con una vaca o algún bien en compensación.
En algunos países como Kazajistán, la población divide los matrimonios por secuestro en dos categorías: captura o fuga. En los de captura se produce un secuestro común, pero en la fuga es la novia la que permite su secuestro, para escapar con quien en realidad quiere y no con quien su padre desee casarla. Sin embargo, en caso de fracasar la unión, la mujer se encuentra igualmente estigmatizada y desprotegida.