Una extraña masa de materia biológica apareció cerca de las costas de Bunbury, al oeste de Australia. Olía mal, era rosado, suave y carnoso, pero nadie sabía de qué se trataba realmente.
Un pescador de 21 años, Mark Watkins, jamás había visto algo así y se sorprendió bastante con su hallazgo.
“Cuando nos acercamos nos dimos cuenta de que debía ser una ballena muerta, a causa de su mal olor. Su estómago estaba lleno de gas, así que estaba todo hinchado”.
Mark Watkins, pescador
Los estómagos de ballenas están llenos de gas durante su vida, pero generalmente son capaces de mantenerlo bajo control. Al morir, flotan sobre la superficie y los rayos empiezan a golpear directamente sobre su abdomen, causando hinchazón y finalmente la expansión del estómago.
Esto incluso podría provocar que el cetáceo explotara, pero en este caso no llegó a tal extremo.
Cuando Watkins se alejó del cadáver de la ballena, comenzó a ver cómo se desinflaba. Al parecer unos tiburones le habían dado un par de mordiscos al cuerpo del animal, lo que causó que sus fluidos y gases gastrointestinales escurrieran por el mar.
Probablemente se trate de una ballena jorobada o una franca austral, dos de los tipos más comunes hallados al oeste de la costa australiana.
Mark aseguró que “verlo fue genial”, aunque “el olor no tanto”.
Una experiencia realmente extraña y alucinante a la vez.