“Hay otros mundos, pero están en éste”, decía el poeta Paul Éluard. La reconocida cita viene a la mente cuando, justo en la actualidad donde asumimos que ya no queda metro de planeta Tierra sin explorar, nos encontramos con hallazgos como el siguiente.
El mundo acuático está aún lleno de misterios. Por eso el descubrimiento del Sistema Sac Aturn (del maya “cueva blanca”) llega como una curiosa noticia.
Este es un sistema de cavernas subacuáticas de la Costa del Caribe, en la península de Yucatán y las proximidades de la ciudad de Tulum.
Hasta el momento, Sac Aturn es la mayor agrupación de cuevas submarinas conocidas, alcanzando una extensión de 347 kilómetros (y podría llegar al millar si se comprobase su conexión con otros sistemas cercanos).
Esta es una asombrosa cadena de cenotes (del maya “dzonoot”, que significa “hoyo con agua”) que contiene un interminable muestrario de vida animal, arquitectura natural y colores azules y tostados impresionantes. Y, por supuesto, un aspecto increíble que quita el aliento.
Existen cenotes destinados al espeleobuceo, la natación e incluso las expediciones guiadas. Hay algunos que han sido habilitados como balnearios y se les ha puesto iluminación artificial. Hay cerca de 250 cenotes que sirven de entrada, y dos centenares de puntos arqueológicos de los cuales 138 parecen vinculados a la Civilización Maya. Al menos dos de estos últimos presentan restos óseos de individuos pre-cerámicos de hace al menos 9 mil años, restos de animales como mamuts, caballos antiguos y perezosos gigantes.
El alemán Robert Schmitter, ciudadano de la zona de Quintana Roo desde hace dos décadas, ha insistido en descubrir los túneles de Sac Antun por 14 años en inmersiones de hasta 6 horas de duración en profundidades de hasta 100 metros.
El estado mexicano ha llamado a la UNESCO para que reconozca este sistema de túneles como un Patrimonio de la Humanidad, para asegurar su cuidado.
Hoy, se sigue utilizando como un espacio para la investigación y para recorridos exploratorios que rozan lo sobrenatural debido a su increíble belleza y a su carga histórica, espiritual y anímica.