Algunos los llaman Picaflor, otros los llaman colibrís, lo cierto es que la sabiduría popular dice que al aparecer estos simpáticos pajaritos la gente gritaba ¡carta! ¡carta…! o ¡aviso…! y mandaban a preparar un vaso con agua y mucha azúcar , que según dicen es lo que le gusta tomar. La gente dice que cuando en un jardín aparece un colibrí, nos viene a contar que las almas de los que amamos están bien en el más allá.
Según nos cuenta una leyenda guaraní, la muerte no es el final de la vida, pues el hombre, al morir, abandona el cuerpo en la Tierra pero el alma continúa su existencia. La leyenda explica que se desprende el alma y vuela a ocultarse en una flor a la espera de un mágico ser. Entonces, es cuando aparece el “mainimbú” (nombre guaraní del Colibrí) y recoge las almas desde las flores, para guiarlas amorosamente al Paraíso. Esta es la razón de que vuele de flor en flor.
Antes se pensaba que el colibrí provenía de un país de hadas y quien tenga hoy el placer de contemplarlo, no estará lejos de opinar lo mismo. El Colibrí vive en toda América pero especialmente en zonas tropicales. Hay distintas especies: el sunsún de Cuba no alcanza los 5 centímetros de longitud y es el pájaro más pequeño que se conoce.
El nido es tan pequeño como su dueño, tiene el tamaño de una nuez. Cuando el colibrí vuela, sus alas vibran a una velocidad increíble y es imposible diferenciarlas. Mientras absorbe el néctar parece como si su cuerpo se encontrara suspendido en el aire. Ahora ya lo saben , deben alegrarse si ven un picaflor o colibrí cerca de una casa, porque es señal de que habrá gratas visitas sobre todo de un alma que te ama.