Alexa Moreno tuvo una discreta, pero digna presentación en los Juegos Olímpicos de Río. El problema fue que no lo pasó muy bien en 2016, ya que los aficionados criticaron su “perfil”, asegurando que no encajaba con el de una gimnasta. Fue ese año que la competencia reunió a las mejores atletas del mundo y sus presentaciones en salto, barras, viga y suelo estuvieron a la altura.
Sin embargo, eso no fue suficiente y antes que cualquier cosa prefirieron criticar su estado físico. Ella dijo: “Me sentí triste, sí me dolió. No soy un robot que no siente”, en una declaración para la BBC.
No obstante, lo que siguió a ese episodio fue solo esfuerzo y perseverancia, ya que la gimnasta oriunda de Mexicali no dejó de entrenar y de perseguir su sueño. Y lo logró.
En una nueva versión del Mundial de Gimnasia Artística, esta vez en Doha, Qatar, Alexa se convirtió en la primera mexicana en subirse al podio y obtener una medalla. La gimnasta se quedó con el tercer lugar en la competencia de salto de caballo, obteniendo una puntuación general de 14.508, sólo quedando detrás de la canadiense Shallon Olsen y la estadounidense Simone Biles.
La presentación de Alexa fue impecable y así acalló todas las críticas de quienes se referían a su físico.
El problema es que todo lo vivido por Alexa deja en evidencia las constantes situaciones de discriminación que viven a diario algunas personas. Pero la gimnasta demostró que la apariencia no tiene nada que ver con el talento que las personas esconden.
