Cualquier amante de los animales sabe lo difícil que es separarnos de ellos y, aún peor, enfrentar su muerte. Pero a veces están tan enfermos que no queda más alternativa que despedirnos y apagar su sufrimiento.
Algo parecido fue lo que sucedió con este cachorro. cuando el veterinario lo revisó, sugirió que lo sacrificaran.
Nubby nació sin patas delanteras y, aunque su madre no lo rechazó, nunca pudo mantenerse al ritmo de sus hermanos y le fue muy difícil aprender a amamantarse. El cachorro no llegaría demasiado lejos por sí mismo, y quizás los veterinarios estaban en lo correcto.
Pero Lou Robinson y su esposo Mark decidieron intentar darle una oportunidad a Nubby, pensando que el perrito no duraría mucho antes de morir.
Así, ambos se turnaron para alimentarlo con un biberón durante el día. El cachorrito crecía sin parar.