Igual que los humanos, los perros pueden padecer de problemas de salud debido a una alimentación mala. La obesidad, por ejemplo, puede salirse de control cuando una mascota no es supervisada en sus horas de comida ni se le anima a hacer ejercicio. No siempre esto es fruto de crueldad, sino que puede ser simple irresponsabilidad de parte de sus humanos.
El salchicha Obie llamó la atención de Nora Vanatta, su actual dueña, cuando su antigua familia escribió sobre él en su Facebook. Entonces el perrito pesaba 40 kilos y había pasado los últimos 8 meses sin poder pisar el suelo porque sus patas eran demasiado cortas para su enorme barriguita.
Fue entonces que Nora decidió adoptarlo para ayudarle a ponerse en forma. La tarea necesitaba de drásticas medidas, pues Orbie mantenía los malos hábitos de su antiguo hogar. Por ejemplo, se quedaba en una sola habitación de la casa sin moverse, y Nora tenía que acarrearlo afuera para que hiciera sus necesidades.
Le empezó a dar comida especial baja en calorías, pero seguía siendo muy gordo para su porte.
Cuando llegó a casa de Nora, Obie intentaba jugar con sus hermanos pero su gordura se lo impedía y apenas tenía que observarlos. El deseo de interactuar con otros lo motivó a moverse cada día más.
Por más de un año, Nora y Obie salieron de paseo por horas cada día para que el salchicha se ejercitara. Con el tiempo, el perrito logró bajar 22 kilos y fue sometido a una intervención quirúrgica para remover la piel que le empezó a sobrar.
Luego de 6 años, Obie es un perro como cualquier otro: juega, salta por las camas, corre con sus hermanos y -aunque ya tiene 12 años- es un perrito lleno de energía y felicidad.