Cuando nos ponemos a pensar en energías alternativas, los paneles solares aparecen como uno de sus íconos más conocidos. No obstante, entre esa consideración y su instalación en el hogar, hay un mundo lleno de preguntas, mitos y dificultades. Una de los principales factores de por qué no cambiar hacia las energías limpias en el hogar mediante el uso de paneles solares son los altos costos de inversión que éstos requieren. Afortunadamente, la ciencia tiene una respuesta para todo y para esto también, pues un grupo de investigadores de la Universidad de Newcastle , en Australia, ha creado unos paneles solares flexibles, impresos sobre un film plástico muy delgado.
Esta tecnología, que reutiliza PET (tereftalato de polietileno), el material plástico que se usa para fabricar, sobre todo, botellas de refrescos, sería mucho más económica que otras alternativas y utilizaría, además, materiales reciclados, ayudando así a reducir la enorme cantidad de residuos plásticos que generamos.
Según estimaciones, su costo sería de 7,5 dólares por metro cuadrado, que es muy bajo en relación a, por ejemplo, las tejas solares de Tesla, de alrededor de más de 200 dólares.
Otro factor que esgrimen los que se resisten a los paneles solares es que necesitan de una determinada orientación e intensidad del sol, pero éste, al ser flexible, no requiere ser orientado de una forma específica e incluso funciona mejor con baja intensidad solar. También la fabricación de los paneles es muy rápida, se hace mediante impresoras que son capaces de producir cientos de metros en un solo día. Su flexibilidad, a su vez, las vuelve fáciles de enrollar y desplegarse, por lo cual podrían usarse, según señalan, en zonas de desastre para proveer electricidad rápidamente.
Sin duda una gran noticia para las futuras generaciones y para el medio ambiente.