La osa Fifi llegó al zoológico de Pensilvania cuando apenas era una cachorrita. La mantuvieron cautiva contra su voluntad para utilizarla como espectáculo para ganar dinero por más de 30 años.
Este pobre animal vivió una terrible vida: no la alimentaban, la obligaban a realizar trucos y nunca le controlaban la salud. Estaba en un estado increíble de deterioro.
Años más tarde, cuando el zoológico cerró sus puertas, en vez de liberarla hicieron algo mucho más terrible que todo el maltrato: la encerraron dentro de una jaula, donde pasaría los próximos 10 años esperando que alguien la liberara.
Por suerte, la organización de protección de los animales PETA encontró a Fifi.
La pobre se encontraba en un estado deplorable: enferma y desnutrida, apenas parecía un ser vivo.
Tenía una artritis que no había sido tratada en años. Por ello, decidieron darle un mejor futuro.
PETA la llevó al Wild Animal Sanctuary en Colorado, donde recibió un tratamiento necesario para darle una segunda oportunidad. Tan sólo 5 meses más tarde, volvió a ser un animal completamente feliz y saludable, como siempre debió ser.
El cambio es muy notorio.
Así luce Fifi en la actualidad:
¡Qué felicidad!