Es uno de los trabajos más duros y peor pagados del mundo, no obstante es uno de los más comunes: la crianza de niños es algo que vemos todos los días, especialmente cargado en las mujeres como si ellas hubiesen concebido por sí solas al pequeño en cuestión.
Las madres son quienes lidian con el mayor peso en la crianza, pese a la progresiva división de las tareas del hogar. La mujer va a trabajar y el hombre “ayuda” en la casa, muchas veces como si hiciera un favor en una tarea que le es ajena. Las mujeres terminan cansadas porque además de hacer su trabajo remunerado, deben resolver cómo hacer las cosas de la casa, la crianza y -encima- mantener una relación romántica.
Por eso, lo común es que las madres estén siempre cansadas. Y cuando uno está cansado, no es lo mejor simplemente seguir adelante. Lo más conveniente es que las madres dediquen algo de tiempo para ellas mismas, según un estudio de la revista Frontiers of Psychology.
Y es que finalmente se trata de la salud mental de la mujer: estar todos los días al servicio de una inocente criatura que grita, llora y ensucia su pañal es algo muy estresante, por mucho amor de por medio que haya. Es un trabajo que no tiene horarios, pero que debería al menos tener unas vacaciones.
Lo que se debe hacer para lograrlo es bastante específico: cada madre debería tener una mañana de calma y tranquilidad para ella. Además, un día al mes debería ser para que ella lo ocupe en lo que quiera.
Lo que quiera: conocer un monte, explorar un bosque o pasear por la ciudad.
Para lograrlo, lo mejor es la planificación. Más allá de que la especialidad de los niños sea desmontar cualquier plan, nunca hay que perder la esperanza.
