Así como buena parte del planeta en la puerta de una crisis hídrica, China necesita agua con urgencia. Pero la diferencia es que el gigante asiático pretende solucionar el problema con un sistema de alteración climático a gran escala que está desarrollando la Corporación China de Ciencia y Tecnología Aeroespacial (CASC). Los medios locales han informado que el país se encuentra testeando una tecnología que sería capaz de aumentar las precipitaciones en la meseta tibetana hasta en 10.000 millones de metros cúbicos por año.
El plan es construir decenas de miles de cámaras de combustión a lo largo de las montañas tibetanas para generar lluvias en un área aproximada de 620 millas cuadradas, el equivalente a tres veces el tamaño de España.
Las cámaras van a quemar combustible sólido con el fin de crear yoduro de plata, descrito por los medios como un “agente de siembra de nubes con una estructura cristalina muy parecida al hielo”. Estas cámaras se ubicarán en las escarpadas crestas que colindan con el monzón al sur de Asia. Así, el viento que golpea la montaña producirá una corriente ascendente de aire, lo que llevará partículas a las nubes, creando las condiciones para que llueva.
Una treintena de satélites entregarán datos en tiempo real sobre el tiempo monzónico sobre el Océano Índico y además guiarán el funcionamiento diario de las cámaras. También se contará con una red terrestre basada en métodos de sembrado de nubes usando aviones teledirigidos, artillería y aviones para maximizar el impacto.
Investigadores del proyecto ya han comentado que se desplegaron más de 500 quemadores en las laderas alpinas en Tíbet (Xinjiang) y otras áreas para uso experimental, y señalan que los datos que han recogido son muy prometedores. Científicos espaciales fueron los encargados de diseñar y construir las cámaras “con tecnología de motores y cohetes militares”.
Pese a que la idea no es nueva, China es el primer país en probar una aplicación de este tipo a tan gran escala.