Si caminas o conduces por las principales urbes mexicanas, como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, lo que se nota más generalmente es el tránsito intenso, el bullicio y la contaminación. Pero también puedes ver lo bueno: su rica vida cultural, los modernos e impotentes edificios, los casuales encuentros con los personajes notables que habitan ahí.
Pero pocos notan que conviven a diario con la mayor invención de la humanidad: la ciudad misma. Y esto es justo lo que plantea el economista Edward Glaeser.
Glaeser es autor del libro “El triunfo de las ciudades: cómo nuestra más grande invención hace más ricos, inteligentes, ecológicos, saludables y felices”, donde plantea que un factor que es generalmente considerado como malo, en realidad es positivo: la densidad. La ausencia de espacios físicos entre las personas, en realidad trae consecuencias positivas.
Según el experto, las ciudades reflejan grandes estadísticas. Por ejemplo, que países con más de la mitad de áreas urbanas, tienen al menos cinco veces más ingresos y una mortalidad infantil tres veces menor, que aquellos con menos de 50% de áreas urbanizadas.
Y es que de acuerdo al economista, la naturaleza de las urbes es crear proximidad, cercanía y densidad para conectar a las personas entre ellas y con el mundo exterior. Gracias a esa conexión se crean cadenas de producción colaborativa, y caminos para que las personas puedan pasar de la pobreza a la prosperidad.
Pero las ciudades luchan por el desarrollo y no lo alcanzan, pero no porque las ciudades provoquen escasez de recursos, sino que es la gente de escasos recursos quien acude a ellas, justamente para buscar esas oportunidades.
“Las ciudades facilitan el aprendizaje. Y por eso los graduados de Harvard van a Silicon Valley: no puedes aprender a ser un emprendedor de la tecnología leyendo. Debes estar en el lugar de la acción para aprender de los errores a tu alrededor”, señala Glaeser.
Sin embargo, el economista también reconoce que las ciudades representan desafíos, como la congestión vehicular y el hacinamiento en las viviendas. Pero también plantea que siempre existen soluciones frente a esos retos, como en el caso de SIngapur: pese a ser la segunda ciudad con mayor densidad de población en el mundo, ha podido enfrentar el problema con peajes en embotellamientos. Y aboga por la necesidad de crear y renovar viviendas, sin crear escasez de hogares construyendo edificios de muy pocos pisos.