Estaba Sucio Y Destinado A Morir Hasta Que Una Familia Lo Salvó. ¡Luce Irreconocible!

Hoy luce espectacular con su hermoso pelaje blanco.

Ya no deja de sorprendernos la crueldad humana hacia los seres vivos indefensos. Los animales viven abandonados, maltratos y pasando hambre cuando, se supone, que el ser humado es más “evolucionado” y debería tener empatía por las otras especies. Pero bueno, si ni siquiera respeta a la suya propia, ¿qué más podemos pedir?

Esta es la historia de Camo, un perro maltés que era de Seúl, Corea del Sur. Había sido abandonado por su ex dueño en una granja donde sacrifican a los perros para vender su carne.

Camo estaba condenado a una horrible muerte porque ya nadie lo quería como su mascota.

El pobre perro vivía en una caja sucia. No tenía ni agua ni comida y su pelaje descuidado estaba cubierto de heces y suciedad.

Según cuenta Sally Markley, la mujer que lo rescató junto a su esposo, “Vive con mucho miedo. Ahora juega y corre en nuestro patio pero escucha algo fuerte o extraño y entonces se devuelve despavorido a dentro de la casa”.

Corría el año 2017, el dueño de esa “granja” llamó a la Sociedad Humana Internacional buscando ayuda para cerrar su negocio.

El dueño trabajó durante 20 años, y parece que cambió de idea. Ya no tenía corazón para continuar sacrificándolos”, contó Wendy Higgins, directora de la Sociedad. “Tampoco quería seguir comiendo carne de perro”.

Como era de esperarse, Camo salió de ese horrible lugar pero no confiaba en ningún ser humano. Gruñía cuando se le acercaban.

Notábamos que nos miraba a los ojos como tratando de confiar en nosotros” señaló, Adam Parascandola, director de Protección Animal. “No es que no supiera cómo sociabilizar, sino que estaba un poco confundido”.

Cuando Camo llegó a Estados Unidos vivió temporalmente en el refugio Roff en Pennsylvania. Posteriormente vivió con una mujer que se dedica a la peluquería canina. Le cortó el cabello, lo peinó y le envió fotos a Parascandola. “Sabíamos que estaba bajo peso, pero no podíamos revisarlo bien hasta quitarle todo ese cabello. El pobre estaba raquítico”.


Posteriormente, Camo fue adoptado por Markley y su esposo. Seguía temeroso, pero con el cariño que le daban, se convirtió en un perrito faldero. Su pelaje también se puso hermoso.

La pareja además adoptó a un Shih Tzu en el mismo refugio, llamado Kasey, y hoy son dos grandes amigos.

Creo que Camo aún recuerda su pasado. Pero al menos puede ver que tendrá un mejor futuro. A veces no quería ir a tomar su agua en la cocina hasta asegurarse de que no hubiera nada ni nadie que pudiese dañarlo. Se asusta con los ruidos fuertes también. Esperamos que sienta que con nosotros no tiene nada que temer, nunca más”.

El camino de la recuperación de Camo será largo, pero Markley y su esposo están dispuestos a ayudarlo en lo que sea necesario. Hoy tiene una familia que lo quiere de verdad.