Según la teoría más aceptada, los primeros pobladores de América llegaron al continente hace unos 13 mil 500 años de antigüedad. Sin embargo, el hallazgo de 1.930 herramientas de piedra caliza al interior de una cueva en México demuestran que la presencia humana tiene más de 30 mil años, el doble de lo que se creía.
La cueva ubicada a 2 mil 740 metros de altura en el municipio de Concepción del Oro, Zacatecas, tiene más de 50 metros de ancho con dos cámaras interconectadas y al parecer fue el refugio temporal de un grupo de humanos durante los crudos inviernos antes del Último Máximo Glacial, el periodo más frío de la Tierra en los últimos 30 mil años.
Las herramientas fabricadas por los cazadores-recolectores, fueron encontradas por el doctor Ciprian Ardelean, arqueólogo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Hallaron puntas, cuchillas, rascadores y otras herramientas de colores verde y negruzco.
Los resultados publicados en un artículo de la revista científica Nature
“América del Norte estaba poco poblada, posiblemente, antes del Último Máximo Glacial, que ocurrió hace 18,000 a 27,000 años; es decir, que existieron grupos humanos anteriores a los Clovis, por mucho tiempo considerados los primeros pobladores de América, con 13,500 años de antigüedad“.
Ciprian Ardelean, arqueólogo de la Universidad Autónoma de Zacatecas
Ardelean ha trabajado en la sierra de Concepción del Oro desde 2010 en busca de evidencias humanas antiguas. Recorrió el lugar a pie, guiándose por las evidencias científicas, la forma del terreno y la orientación de los pobladores, hasta que en 2012 encontró los primeros vestigios humanos dentro de la Cueva del Chiquihuite.
Encontró también ADN ambiental, producto de “moléculas de ADN disueltas en la tierra procedentes de polen, orina cabellos y células muertas”, que pueden servir para identificar más a profundidad a las especies animales y vegetales que coexistieron con los primeros pobladores de América.
Según la investigación, las diferentes piedras talladas encontradas en el lugar es una señal de que existió una diversidad cultural amplia de los grupos que llegaron a poblar el continente y no fue una sola migración la que llevó a la humanidad hasta América, donde las evidencias de actividad humana son más recientes que en el resto el mundo.