Gabby vio en Walter, el perrito, sus encantos escondidos.
Walter fue rescatado y llevado a un refugio donde se percataron de su inusual apariencia. Su columna y piernas estaban deformadas, estaba muy flaco y tenía una mandíbula pronunciada, por eso fue catalogado como el “más feo del centro de rescate” y no era adoptado por la gente que visitaba el lugar.
Cuando Gabby fue al refugio, un voluntario le dijo “¡Oye, Gabby, tienes que ver este perro!”, ya que ella adoptaba perritos con necesidades especiales y cuando vio a Walter, fue amor a primera vista.
Gabby veía en Walter a un perro único y especial y sólo quería abrazarlo y conocerlo más.
Gabby veía en el perro a un lindo animal, pero se dio cuenta de que los demás no lograban verlo así por lo que posiblemente nunca encontraría una familia y terminaría siendo sacrificado. Ella decidió adoptarlo y al llevarlo al veterinario descubrió que tenía una extraña condición genética llamada mucopolisacaridosis o conocida como MPS VI, un trastorno progresivo terminal, por lo que Walter tendría una vida corta y por eso la mujer decidió darle los mejores años a su lado.
Cuando el perro llegó a la casa de Gabby, la vida de Walter cambió totalmente. Antes casi no se movía y ahora caminaba e incluso intentaba correr.
Gabby le ayuda a Walter con fisioterapia en una piscina para niños y así el perro ha logrado fortalecer su cuerpo.