La belleza de la naturaleza es realmente infinita, sus paisajes nos conquistan y más de una vez hemos soñado con vivir o al menos vacacionar en ella. En las montañas, especialmente, se puede apreciar lo pequeño que somos.
Pero muchas veces no logramos asimilar el riesgo que podemos correr al enfrentarnos a un entorno que está fuera de nuestro control a cada segundo.
Por ejemplo estos montañitas se hallaban felices desayunando a los pies del Monte Merapi de Indonesia. pero todo cambió cuando miraron hacia arriba y vieron que una enorme bola de humo se acercaba.
“¡Que Dios me perdone, que Dios me perdone, que Dios me perdone!”, se oye decir a una de las personas presentes en el registro del incidente.
El volcán había comenzado a hacer erupción y, aunque no supieron qué hacer, el viento fue quien los salvó. La enorme columna de humo y ceniza de 5 kilómetros de altura se desplazó hacia otro lado, por lo que se salvaron de quedar en medio de ella sufriendo quizás que terrible nivel de daños.
el
¡Vaya suerte!