Estamos en pleno siglo XXI y aún existe gente que critica la apariencia del resto, pensando que tienen algún derecho de opinar sobre el cuerpo y la vestimenta de otras personas.
Así le ocurrió a Paulina Carvalho, una chica brasileña que trabaja de barrendera en la ciudad de Porto Velho. Durante su jornada laboral, una mujer la criticó por andar “demasiado arreglada” para sólo barrer las calles.
“Ella me miró de arriba abajo y me dijo: ‘Guau, ¿por qué estás tan arreglada para trabajar? Sólo barrerás el piso y tendrás tu cara tan llena de suciedad que no podrás diferenciar ni siquiera el polvo en tu rostro'”, contó la chica en sus redes sociales.
Y su respuesta fue un baño de sencillez y humildad, demostrando que se preocupa tanto de su presentación como de su ser interior.
Ella es fanática del maquillaje y, como a cualquier persona, le gusta ir bien presentada. Pero para la mujer que la criticó al parecer eso no es algo deseable cuando eres una “simple barrendera”.
Por suerte esta desatinada opinión sólo sacó la grandeza de Paulina, quien respondió con altura de miras y gran educación.
“Mi querida señora, el hecho de que trabajo con pendientes, maquillaje y que huela bien, no implica mi profesión”, le contestó la joven. “Lo importante para mí es que soy justa en la vida y no soy una mala persona que se anda preocupando por la vida de alguien más”.
“Mi educación es humilde, viene de nacimiento. Podría haberla tratado de la misma manera. Pero por su edad, la respeté. Ofrecemos lo que tenemos. Le ofrecí mi amabilidad”, escribió la humilde Paulina.
Aunque la chica realiza una noble y fundamental labor en nuestra sociedad, su sabiduría probablemente la llevará muy lejos en la vida. Imaginen ese temple, humildad y respeto en un cargo con mayor poder.
¡Es lo que necesitamos!
Nuestras apariencias no deben estar sujetas a críticas ni evaluaciones, porque todo el mundo tiene derecho a vestir o arreglarse o maquillarse como se le plazca. El respeto es siempre lo más importante.