Esta es una de las maravillas olvidadas del mundo entero: El Templo Colgante, ubicado a unos 60 km al suroeste de Datong, China, en la provincia de Shanxi. Emergiendo de un risco de la montaña Hengshan, en aparente desafío a la gravedad, consta de 40 habitaciones unidas por un vertiginoso laberinto de pasadizos.
Se estima que el templo fue construido por un monje llamado Liao Ran durante la tardía Dinastía Wei del Norte (386-534 DC) y con certeza, fue restaurado en 1900.
Es realmente una maravilla de la arquitectura, pues fue construido perforando agujeros en el acantilado en el que se encuentran los palos que sostienen las estructuras.
Afortunadamente, el lugar fue declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad y curiosamente no está dedicado sólo a una religión, sino a tres creencias religiosas diferentes: el confucianismo, el taoísmo y el budismo, todos practicados dentro del templo y representados en 78 estatuas y esculturas.
Al ver las salas y estancias del interior, se puede apreciar que su construcción fue sumamente complicada, ya que además de haber zonas suspendidas, otras están en el interior de la roca, en forma de cueva.