El Centro Nacional de Investigación de Epidemología y Microbiología Gamalei de Moscú y el Ministerio de defensa de Rusia desarrollaron una vacuna experimental contra el COVID-19 y los primeros voluntarios para testearla ya fueron reclutados y vacunados.
Los participantes ingresaron en el servicio militar por contrato y se encuentran internados en el hospital militar Burdenko de la capital rusa durante las cuatro semanas que duran los ensayos.
Los médicos, antes de administrarles la inyección, les advirtieron que podían experimentar diversas sensaciones de malestar. Sin embargo, luego de una semana, ninguno de ellos ha notado ningún síntoma.
“Cuando me aplicaron la vacuna ni siquiera lo sentí, como si hubiera sido una inyección común en el hombro. No tengo ningún síntoma, mi temperatura es normal, 36,6. Ni siquiera me duele la cabeza. Me advirtieron que no tendría apetito, pero estoy comiendo más que antes”.
Serguéi, voluntario
Otro participante confirmó que no notó ningún cambio en su cuerpo tras recibir la vacuna contra el COVID-19.
“Esperábamos que nos subiera la presión y la temperatura, pero no sucedió nada parecido. Por dentro, me había preparado para [experimentar] cambios en mi salud y esperaba a ver qué iba a suceder. Nos habían advertido que podrían aparecer algunos síntomas. Pero todo salió bien. Estoy satisfecho, porque mi organismo superó todo sin dificultades”.
Nikolái, voluntario
Los pacientes se encuentran bajo continua vigilancia de especialistas que controlan su estado de salud mientras la investigación sigue en curso.