Llorar no solo es una manera de expresar pena, rabia o tristeza, ya que también nos ayuda a liberar tensiones y emociones guardadas que deben salir para poder sentirnos mejor. De hecho, es un excelente ejercicio para todos cada cierto tiempo, en donde podemos desestresarnos y volver al ritmo de la vida que muchas veces nos abruma.
Sin embargo, también están quienes lloran en su trabajo y no necesariamente por pasarlo mal, sino que para recibir su paga. Una mujer china contó que en un buen año puede llegar a ganar más de 28 mil dólares solo por llorar desconsoladamente en funerales ajenos.
La mujer ha trabajado como llorona profesional por más de 20 años y durante ese tiempo ha logrado comprar una casa para su familia y enviar a su hijo mayor a la universidad, lo que es bastante para una persona del campo chino.
El nombre de la profesión no es “llorona”, sino más bien “plañideras” y el término proviene del verbo “plañir” que significa gemir y llorar, sollozando o clamando, según la RAE.
La práctica se originó en el antiguo Egipto, en donde las mujeres debían mostrar dolor por la pérdida mediante gritos, golpes y llantos inconsolables. Mientras más alto era el rango de la persona fallecida, más intenso debían ser los lamentos.
La tradición se fue expandiendo a distintas culturas a lo largo del mundo y hasta el día de hoy se utiliza en China.