La noticia ha dado vuelta al mundo: Noruega se acaba de comprometer a eliminar la deforestación en su territorio. El estado ha firmado un decreto donde se compromete a estudiar los negocios que se propongan para apoyar únicamente a aquellos que tengan una política sustentable.
El decreto tiene como fin eliminar la deforestación como un camino posible para elaborar productos. La producción de bienes como la soya, el cultivo de ganado bovino o el aceite de palma causan un gran daño a los bosques con la deforestación que conllevan.
El país ya ha hecho grandes contribuciones a la lucha contra la deforestación. Ya en 2008 donó 1 billón de dólares a Brasil para ayudar a preservar la selva Amazónica, capital con que el país sudamericano pudo reducir en un 75% la deforestación (Sin embargo, ahora la selva corre peligro en manos de Bolsonaro, el presidente entrante de Brasil).
Noruega tiene un ejemplar compromiso con la protección del medioambiente: uno de sus objetivos a corto plazo es convertir el transporte a energía renovable y verde. Además, han sido pioneros en la aplicación de la arquitectura sustentable y Oslo fue elegida la capital verde europea para este año.
Pero desgraciadamente, para los noruegos esto no cambiará en nada el estereotipo que señala que son un país de vikingos obsesionados con la fabricación casera de canoas.