El vídeo ha dado la vuelta al mundo, pues las imágenes de un desconocido sacerdote abofeteando a un niño de 2 años durante su bautismo son aberrantes, por decir lo menos. Ya son muchos quienes se han indignado por su comportamiento. Se supone que el sacerdote lo hizo porque el niño no dejaba de llorar, pero de todas formas las imágenes son chocantes.
Como era de esperarse, frente a tan brutal acción de parte del sacerdote, las reacciones a la grabación no se hicieron esperar y rápidamente el mundo comenzó a condenar al sacerdote. Muchos también se preguntaban quién era este hombre que despertaba el enojo en todos nosotros. La solución a dicha interrogante no tardó en llegar, además de una declaración del religioso.
El protagonista del vídeo es Jacques Lacroix de 89 años y es sacerdote en la Iglesia Pôle de Mormant, en Francia y hoy habló sobre el perturbador registro de la ceremonia celebrada el domingo en la Colegiata de Champeaux, en el sudeste de París. Su acto tuvo consecuencias inmediatas.
“Estoy terminando mi ministerio ahora”, dijo el sacerdote católico, esgrimiendo que dejaría su actividad en la iglesia. “Hay un fin para todo”, expresó.
Evidentemente, negó que lo ocurrido fuera demasiado severo, el padre Jacques dijo sobre el incidente a la radio France Info que: “Ocurrió en algún lugar entre una caricia y una bofetada, esperaba calmarlo, no sabía qué hacer. El niño estaba gritando mucho y tuve que doblar la cabeza para verter agua sobre él”.
Jacques explicó que intentó que el niño se calmara, pero no lo lograba, es por eso que “intenté abrazarlo. Solo quería que se calmara”, dijo.
No obstante, el sacerdote aclaró que está arrepentido y que se disculpó con la familia por su “torpeza”. “Estoy terminando mi ministerio ahora, fue mi último bautismo, hay un fin para todo “, afirmó.
Jean-Yves, el obispo de Meaux, dijo que había “tomado medidas para que el sacerdote fuera suspendido de todas las celebraciones de bautismo y matrimonio”. Después agregó que Jacques era culpable de una “pérdida de frialdad que puede explicarse pero no excusarse”.
Y condenó totalmente sus actos: “Este gesto es tanto más lamentable porque el bautismo debe ser un momento feliz, pero el cansancio y la gran edad claramente jugaron un papel importante”.