Andrew Leach era un niño de tan solo 12 años que se suicidó producto del matonaje escolar. La comunidad entera del condado de Desoto lamenta el fallecimiento que además sorprendió a sus familiares, profesores y amigos. El niño estudiaba en la secundaria Southaven, en la que sufría de forma muy silenciosa el matonaje escolar o bullying por parte de sus compañeros. Según cuentan sus padres, ésa sería la causa por la que el niño, un acto incomprensible, se quitó la vida. Cheryl Hudson, la madre de Andrew, lo recuerda con mucho amor y sufre al hablar de él.
Era un niño amoroso, tenía una sonrisa contagiosa y le encantaba salir al aire libre, pues era un fanático de acampar. Sus cercanos dicen que si te veía triste, intentaba ayudarte.
Andy, como lo apodaban sus familiares, era un niño muy especial, por eso su madre se siente culpable por haber pasado por alto el hecho de que su hijo necesitaba ayuda. Se siente muy culpable y es totalmente comprensible, pues dice que nunca se dio cuenta de su secreto, pues el pequeño siempre parecía inmensamente feliz. Detrás de su sonrisa, su padre, Matt Leach, afirma que el chico se cuestionaba a sí mismo. Él confiesa que tenía una lucha interna con respecto a su orientación sexual.
“En algún momento, en su escuela impartieron la información sobre sexualidad y él pensó que quizás era bisexual. Yo creo que eso incrementó aun más el bullying”
Lamentablemente, el día menos esperado y pensado llegó luego de asistir a la escuela. La madre dice que hallaron cartas que revelaban su plan. Desafortunadamente, lo encontraron muerto a causa de un suicidio en el garaje de la casa. Su hermano mayor era la única persona que estaba en casa con él.
“Los niños le decían: “te vamos a poner las manos encima”, “no vas a salir de este baño” y cosas por el estilo. Quiero que sepan lo qué han hecho y cómo eso afecta a otras personas”
El matrimonio piensa que su hijo no sabía de la existencia de la línea nacional contra el suicidio, un número telefónico al que se puede llamar para obtener apoyo, ni de otros recursos locales, lo que lo llevó a tomar su drástica decisión. La mayor esperanza de los padres es que la historia de su hijo pueda servir como ejemplo para cambiar el destino de otros chicos. Cheryl sostiene:
“Si crees que hay alguna posibilidad de que tu hijo esté sufriendo de depresión, sus notas están cambiando drásticamente, sus hábitos alimenticios o sus horas de sueño han cambiado, entonces métete en su vida. Habla con él”
No tienen consuelo, pero estos padres esperan que la sonrisa brillante de su hijo perdure para siempre como una luz eterna que alumbre la vida de los demás. De esta misma forma, hacen un gran llamado a que refuercen las políticas de cero tolerancia contra el bullying en las escuelas, pues las actuales no están funcionando como deberían y los niños son demasiado crueles cuando se lo proponen.