Algunas características de las personas con Síndrome de Down son dificultades con la motricidad, presentan hipotonía, es decir, tono muscular débil; además, padecen de laxitud ligamentosa y una disminución en la fuerza, debido a que no desarrollan sus habilidades motoras al igual que el resto de los niños. Por todas esas razones, los padres de Chelsea Werner, una chica con Síndrome de Down, decidieron inscribirla desde muy pequeña en clases de gimnasia.
Estos padres pensaron que el ejercicio la ayudaría a controlar el movimiento de sus músculos. Cuando Chelsea comenzó en el deporte no tenía la capacidad para coordinar sus movimientos, era torpe y no aprendía las rutinas.
Su entrenadora pronto le hizo ver a los padres que sería un trabajo arduo, pero no desistieron jamás.
Sucede que en una ocasión, su entrenadora le dijo que para ser merecedora de una medalla tenía que trabajar muy duro. Chelsea tenía una sola meta: colgar sobre su pecho una medalla.
Por supuesto, comenzó a entrenar más horas a la semana. Aumentó el rigor en su entrenamiento. La entrenadora empezó a exigirle más.
Finalmente, Chelsea obtuvo su primera medalla,que fur la primera de muchos otros reconocimientos.
Hoy en día esta campeona tiene 24 años y ha viajado por varios países demostrando que su voluntad y empeño son suficientes para obtener el éxito.
Incluso cuando el Comité Olímpico de California dejó de financiar los viajes para los atletas discapacitados, nada detuvo a esta campeona.
Sus padres se encargaron de buscar fondos para apoyar sus viajes, afortunadamente.
Definitivamente su gran sueño ahora es real gracias a su perseverancia y el apoyo de sus padres.
Chelsea ha sido cuatro veces campeona en Estados Unidos y es bicampeona mundial en gimnasia.
Definitivamente, Chelsea es un ejemplo a seguir, no sólo para quienes tienen síndrome de Down, sino para todas esas personas que se rinden y no comprenden que cualquier éxito en la vida implica mucho sacrificio y perseverancia.