El hecho ocurrió en India, país donde se llevan a cabo cientos de matrimonios infantiles pese a ser ilegal. Si no se cumplen los deseos de los familiares, la vida de las niñas pueden correr peligro.
A pesar de la legislación al respecto, la pobreza, el machismo y las pocas oportunidades de surgir para las mujeres hacen que los padres decidan concertar bodas como una forma de solucionar el problema rápidamente.
Obviamente, las que más sufren son las niñas, quienes deben casarse con hombres que pueden llegar a ser sus abuelos por la edad y a quienes apenas conocen el mismo día de la boda.
Así le ocurrió a Monika. Con apenas 13 años fue obligada a contraer nupcias con un extraño. Para lograr cumplir sus deseos, sus padres habían dicho que ella tenía 17 años algo que puede hacerse ya que los certificados de nacimiento no son habituales en algunas zonas del país.
Todo ocurrió en septiembre de 2017. Ganesh y Sita, padres de Monika, le informaron que “por suerte” le encontraron un marido de 22 años que pudiera mejorar su vida.
Según la niña “Mis papás me dijeron que encontraron un marido para mí en la localidad de Churu (a 200 kilómetros de Bikaner). Se supone que era muy amable, educado y trabajaba en la construcción“.
Su primera reacción fue obedecer a sus padres, pero sabía en su interior que no quería casarse. “Sentía que era muy joven y no debía casarme. Yo quería estudiar y ser maestra” señaló.
Pero llegó un día en que no aguantó más y llena de valor, le confesó a sus padres que no quería ser esposa de nadie siendo tan joven porque al casarse no le permitirían hacer cosas de niña.
“Nadie me dejará jugar o hablar y tendría que hacerme cargo de todas las tareas del hogar. Mi familia política me obligaría a hacer todo tipo de trabajo”, les confidenció.
El matrimonio se llevaría a cabo en noviembre, día en que tanto ella como su hermana mayor deberían casarse con unos hombres que también eran hermanos.
El padre de Monika gana 500 rupias al día (unos $7,6 dólares) en trabajos de ocasión en la construcción Su madre trabaja esporádicamente en labores de limpieza. Esto les ha impedido criar bien a sus hijas.
Por eso, como única solución viable, fue encontrarles hombres que las pudieran mantener pero sabían que era un delito llevar a cabo un matrimonio infantil.
“Sabíamos que no se podía hacer y nos sentimos mal por eso”, dijo Ganesh. Sita, por su parte, justifica su actuar, “¿qué más podíamos hacer?”.
El día llegó y Monika estaba decidida a no casarse, sin embargo, no había hecho nada para tratar de impedirlo. En un minuto algo le hizo tomar las riendas de su vida.
Pronto recordó a la asociación “Childline”,un organismo de ayuda a los niños y marcó el número telefónico “10098”. Cuando le contestaron ella lloró por ayuda.
“¡Por favor, hagan algo para detener mi boda!”, gritó con desesperación. Y como un bálsamo en su alma, escuchó las palabras que tanto añoraba oír: “vamos en camino”.
La policía llegó a casa de la niña a eso de las 5 de la tarde y advirtieron que la boda no podía realizarse, pero los familiares ignoraron el aviso y a a las 8 de la tarde, Monika pide ayuda nuevamente.
El evento se celebraría en la casa de su abuela y ya estaba a punto de comenzar la ceremonia cuando la niña de 13 años estaba esperanzada de que su destino cambiara.
“Childline” llegó justo a tiempo e impidieron el matrimonio.
“Hablamos con los padres y los abuelos de Monika y les tratamos de explicar que estaban haciendo sufrir a una niña pero también estaban cometiendo un delito y serían castigados” dijo Preeti Yadav quien fue la persona que contestó la llamada de emergencia de Monika.
La policía hizo que los padres de la niña firmaran un compromiso por escrito en el no obligarían a su hija a casarse hasta que cumpliera los 18 años.
Gracias a la acción del organismo, Monika pudo arruinó su propia boda y denunció a sus padres.
“Espero que mi historia inspire a otras niñas y puedan detener su matrimonio infantil. Y si no pueden, ¡yo misma seré quien las ayude!”, dice feliz la chica.
Por su parte, los padres de Monika están arrepentidos por tomar una decisión apresurada. “La verdad, me siento bien con lo que pasó. De verdad, valoro que mi hija lo haya hecho. Todo el cambio nos ha llegado a todos por igual” dijo su madre.