5 Terribles Historias De Mujeres Que No Quieren Tener Hijos

Por fin estamos en una época donde podemos hacer lo que queremos con nuestras vidas y, en el caso de las mujeres, con nuestro cuerpo. Y la muestra más clara de aquello, son las historias de las mujeres que tomaron una de las “peores” decisiones de su vida:

 

No tener hijos.

Bastante terrible.

A continuación te mostramos algunas de sus horripilantes historias, narradas por ellas mismas. Quizá alguna te resulte familiar.

 

Laura (33 años), profesora

Querer ser profesora de niña me hizo entender mi cercanía con los niños. Siempre era la que los cuidaba, la que quedaba a cargo de los primos más pequeños. Eso influyó en mi decisión y dije: “sí, por qué no.”

Cuando todavía estaba estudiando comencé a salir con un compañero que también estudiaba para ser profesor. Las cosas se pusieron serias luego del año y fue cuando él me propuso dejar de “cuidarme” y abandonar los anticonceptivos.

Al principio vi su propuesta como su manera de decirme que quería avanzar con la relación, pero luego me llené de miedos. ¿Realmente quería eso?, ¿estaba lista para ser mamá? Los niños me gustaban, era obvio… pero no quería los propios.

Tomé la decisión de contarle a mi novio lo que pensaba, y aunque al poco tiempo rompimos por la misma razón, debo confesar que jamás he estado tan feliz como hoy, que a mis 35 años sigo con mi cabeza puesta en los niños, pero aquellos que son mis alumnos. Y por supuesto, nunca dejé los anticonceptivos.


 

Rosario (37 años), periodista

En mi vida nunca ha sido un punto fundamental tener hijos, de hecho, lo digo abiertamente: no quiero ser madre.

En un momento muchas preguntas invadían mi cabeza sobre esta decisión, pero nunca se despertó en mí ese deseo.

Mis padres son hijos únicos y yo también lo soy, en casa los primos o sobrinos nunca existieron y tal vez sea eso uno de los factores que motivó mi decisión. Y aunque disfruto mucho visitando a mis amigas con hijos, y siendo su “tía consentida”, sé que ser madre no es lo mío.

Quizás más adelante lo piense, pero por ahora no tengo ganas, y como no quiero sorpresas, siempre me mantengo en control cuidándome con anticonceptivos de largo plazo.


 

Claudia (24 años), estudiante

Llegué a la Ciudad de México de Durango siendo casi una niña. Sabía que las cosas serían difíciles para mí, y por eso siempre evité relacionarme con chicos, pues no quería distraerme de mi objetivo: estudiar para mejorar la situación de mi familia.

Siempre fui responsable y organizada, pero a los 20 años quedé embarazada. La sensación era agridulce, pues si bien, sí quería tener un hijo, lo cierto es que todo se me dificultó al punto de tener que abandonar mis estudios.

A los 4 meses descubrí que mi embarazo era inconcebible pues tenía un problema físico que afectaba directamente mi salud. Desde ese episodio en el que tuve que desistir de la idea de ser madre, salió en mi contra un universo de mujeres juzgándome por mi decisión.

Nunca entendieron lo difícil que es llegar a una ciudad donde te miran diferente porque te ves diferente, y donde debes luchar el triple para conseguir lo mismo que el resto de las personas.

Por supuesto que no descarto ser madre, pero más adelante, pues ahora estoy terminando mis estudios de psicología, y voy segunda en mi generación.


 

Paula (30 años), contadora

Nunca he sentido ese llamado maternal del que hablan, debe ser porque nunca viví una conexión con los niños. Siempre fui mala cuidando de mí misma, y no imaginaba la responsabilidad de cuidar a alguien más.

Entendí con el tiempo que quizá no quería cumplir el rol de mamá ahora, y probablemente nunca.

No es una decisión fácil, y es que todas sabemos que detrás de eso hay un juicio de valor que en un momento me lastimó, pero que hoy se ha vuelto incluso algo normal, y no saben la seguridad que da saber que no eres la única.


 

Consuelo (28 años), atleta

Siempre fui competitiva: en el colegio, en los talleres extra curriculares, incluso entre mis hermanas. Me gustaba conseguir los primeros lugares de la clase, y destacarme entre mis pares, y sé que todos lo saben.

Por eso ninguno de mis novios me ha cuestionado cuando les digo que definitivamente no dejaré de ocupar métodos anticonceptivos, porque no quiero por ningún motivo cambiar esta vida que tengo y poner en juego mi futuro como deportista de alto rendimiento.

Hoy, estoy convencida de que mi vida está en las carreras, y eso no cambiará. No tengo nada contra los niños, pero no quiero los propios, así que los anticonceptivos son mis aliados.


 

Ya lo ves: no querer tener hijos no tiene nada de malo.

Cada mujer y su historia son únicas, y cada una de ellas ha de vivir la vida como le parezca mejor, de acuerdo a sus deseos y posibilidades. De acuerdo a su proyecto de vida. Además, decidir no ser madre no la hace menos mujer ni una persona menos completa.

Cada mujer tiene derecho a decidir el rumbo de su vida.