5 Mágicas E Infalibles Reglas Para Que Tus Hijos Te Obedezcan

Existen ocasiones en las que los padres se sienten impotentes pues no saben cómo lograr que los hijos sigan las reglas y les obedezcan. Una fuente inagotable de frustración para los padres.

La mayoría de los padres buscan ayuda con profesionales para que les den pautas o consejos para lograr que los niños obedezcan y que sigan las instrucciones que ellos les dan. Sin embargo, lo más certero es que los niños no necesitan órdenes para obedecer, solo necesitan entender y sentirse valorados.

La ingrata tarea de inculcar disciplina en los hijos puede ser frustrante e incluso desagradable, pero es una actividad muy necesaria para lograr una crianza exitosa de los hijos.

El camino comienza a partir de los 18 a 24 meses, cuando los niños empiezan a reconocer, entender y a respetar la autoridad de los padres. Pero es aquí donde los padres deben saber cómo hacerlo sin que los pequeños se sientan mal o sufran.

 

Sólo se necesita sabiduría para que los niños obedezcan, además de discernimiento y creatividad.  Además, se deberá inculcar disciplina en una atmósfera de amor y cariño. Lo fundamental es que se necesita que los niños entiendan que todos los comportamientos tienen consecuencias, ya sean negativas o positivas.

Los niños deben entender que los diferentes tipos de comportamientos producen resultados diferentes, algunos son agradables y otros desagradables.

Tempo fuera, pero acompañado

El tiempo fuera no significa dejar al niño solo en una habitación para que piense sin más, ni mucho menos. Si empleas de este modo el tiempo fuera, solo conseguirás que tu hijo sienta abandono y que sus sentimientos no son importantes. Cuando tu hijo no obedece puedes emplear el tiempo fuera como consecuencia, pero deberás estar a su lado para que entienda cuál ha sido su comportamiento negativo, cuál es el adecuado, cuál será la consecuencia y además también, deberás guiarle para que se calme en caso de que fuera necesario.

Modelar su conducta

Le debes ayudar, modelando la conducta que quieres que aprenda. Por ejemplo, si quieres que tu hijo sea más amable, deberás ser amable. Si quieres que tu hijo no sea agresivo con su hermano, es necesario que no seas agresivo ni con ellos, ni con los demás ni contigo mismo.

Reconocer las buenas conductas

Esta es una forma de dar importancia a sus buenos comportamientos, así los niños sentirán que lo que hacen bien está bien valorado y elegirán comportarse mejor en futuras ocasiones.

No hablamos de recompensas, pues, es algo que promueve el egoísmo si se ofrece en exceso; pero sí  una buena manera de hacerlo es recompensarle con experiencias familiares positivas cuando tenga muchas buenas conductas acumuladas. Una buena idea es que se establezca un sistema de puntos, o que tu hijo llene un frasco de vidrio con pequeñas bolitas, cuando esté lleno el frasco podrá escoger la actividad para hacer en familia, como ir a la playa o salir al parque.

Revisar si hay algo que no esté bien

Existe la posibilidad de que tu hijo esté comportándose mal porque existe algo que no marcha bien y te lo está intentando hacer ver. Ahí es cuando debes revisar si está bien alimentado, si ha descansado suficiente, si tiene un horario demasiado estresante, si en la familia ocurre algo que le está causando malestar emocional, etc.  De esa forma podrás pensar qué ocurre y cómo solucionarlo.

Te recomendamos, también que revises si los pequeños tienen algún conflicto emocional que vale la pena resolver antes de pensar en que obedezcan a ciegas a tus instrucciones. Cuando estén bien emocionalmente, su comportamiento podrá mejorar drásticamente.

Decirles qué esperas de él

Existen ocasiones en que nuestros hijos son desobedientes, pero ellos ni siquiera saben que lo están siendo, sencillamente, porque no saben qué es lo que se espera exactamente de ellos.  Debemos darles información sobre su conducta y sobre lo que está bien y lo que no lo está. Si notas que existe algo que no estén haciendo de forma correcta, tienes que dejarles clara cuál es la actitud correcta y las consecuencias negativas en caso de que no lo cumpla y las consecuencias positivas en caso de que sí lo haga. Recuerda que el refuerzo positivo también es una clave para el éxito en la crianza de tus hijos.