“Perdí A Mi Bebé”: Argelia Expulsó A 13 Mil Migrantes Hasta El Sahara Sin Agua Ni Comida

Al norte de África, entre Libia y Malí, encontramos a Argelia. El caso es que este país  tiene una forma bastante oscura de solucionar la crisis migratoria que enfrenta hoy Europa y sus vecinos.

Y es que en Argelia han abandonado a su suerte en el desierto a más de 13 mil migrantes  en los últimos 14 meses. Pero no en cualquier desierto, sino que en el mismísimo Sahara.

Entre los expulsados hay embarazadas y niños, que luchan por conseguir agua o comida para sobrevivir al ardiente sol del desierto. Muchas veces las personas se niegan a ir, sabiendo lo que les espera en el desierto, y los argelinos contestan simplemente apuntándoles con sus armas de fuego.

La gran mayoría de las personas no sobrevive a esta obligada peregrinación.

El horizonte argelino hoy está lleno de migrantes buscando un mejor destino, aunque deban hacerlo caminando en uno de los desiertos más áridos del mundo, con hasta 48 grados centígrados sobre sus cabezas.

El destino más habitual de estos migrantes es Níger, un país vecino de Argelia al que llegan tras 15 kilómetros de desolado y arenoso terreno. Quienes llegan, a duras penas, lo hacen a la aldea fronteriza de Assamaka. La otra opción es esperar a que un camión de rescate de Naciones Unidas los encuentre, pero es una opción muy poco segura como para confiar tu vida en ella.

El desierto es un terreno tan dificultoso de cruzar, que la mayoría de los grupos de personas simplemente no podían continuar o simplemente desaparecieron en el Sahara y sus gruesas arenas.

“Había cadáveres de mujeres, hombres… Otras personas se extravían en el desierto porque no conocen el camino. Todos iban a su suerte”, cuenta Janet Kamara, quien es de Libia y fue dejada a su suerte por las autoridades de Argelia cuando aún estaba embarazada.

En su camino por el Sahara, Kamara estuvo perdida dos noches en pleno desierto, hasta que un grupo de rescate la encontró. En el camino, cuenta que perdió la noción del tiempo y también vio como una mujer dio a luz y perdió a su hijo recién nacido. Luego, ella misma perdió al bebé que esta esperando.

“Perdí a mi hijo, mi bebé”, dice acongojada.

Ya desde 2017, Argelia ha incrementado las expulsiones masivas de personas luego de que la Unión Europea renovara sus exigencias a los países del norte de África pidiéndoles que eviten que los migrantes se dirijan hacia Europa por España o el Mediterráneo.

Mientras tanto, un portavoz de la Unión Europea ha señalado que están enterados del “cuestionable” actuar de Argelia, pero añadió que los países soberanos pueden expulsar a migrantes siempre y cuando cumplan con el derecho internacional. Cabe señalar que Argelia, a diferencia de Níger, no recibe recursos de parte de la UE para enfrentar esta crisis. Pero entre 2014 a 2017, el país recibió una asistencia de 111,3 millones de euros para enfrentar la crisis, que al parecer no les han sido suficientes.

Hasta el momento nadie sabe a ciencia cierta cuántas personas han sido expulsadas del país africano, pues el gobierno lo ha mantenido en silencio. Pero este número se puede calcular conociendo los datos oficiales de las personas que cruzan a Níger, cuya cantidad va en aumento.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) comenzó a hacer un conteo en mayo de 2017, donde 135 personas fueron abandonadas. Para abril de 2018, esa cifra aumentó a 2.888 personas. El total de gente que ha debido pasar por esta terrible situación es simplemente espeluznante: 11.276 personas, entre hombres, mujeres y niños. Y esa es sólo la cantidad de gente que ha sobrevivido para ser contada al llegar.

Aún peor, hoy Argelia está haciendo algo similar con 2.500 migrantes pero esta vez en dirección a Malí. Aún no se conoce el contexto al que se enfrentan estas personas en el trayecto, luego de ser expulsadas.

Los mismos migrantes explican que han sido detenidos por centenares, apiñados en camiones de carga y luego trasladados por horas hasta el Punto Cero -el lugar de abandono- donde los han dejado. Las autoridades argelinas los amedrentaron con armas de fuego para que comenzaran a caminar.

“Había gente que ya no podía. Se sentaron y los dejamos. Sufrían demasiado”, relató un joven de 18 años expulsado de Argelia.