Este Es El Escalofriante Estudio Realizado Al Cerebro De Un Ex Jugador De Fútbol Americano

El jugador de origen puertorriqueño de la NFL, Aaron Hernández, y quien tenía 27 años, sufría de una enfermedad muy rara y una de las posibles causas sería el deporte que practicaba.

Aaron estaba cumpliendo una condena por asesinato cuando se suicidó este año y su cerebro fue donado para hacer estudios sobre la Encefalopatía Traumática Crónica.

Antiguamente llamada demencia pugilística, se trata de una enfermedad neurodegenerativa producida principalmente por la presencia de lesiones cerebrales traumáticas que fueron repetitivas y con o sin síntomas, las que incluyen lesiones concusivas y sub-concusivas. Uno de sus síntomas es la dificultad para controlar impulsos violentos.

Por mucho tiempo, las causas de la enfermedad fueron difíciles de rastrear  ya que la única forma de estudiarlas era analizando cerebros enfermos que hubieran sido donados a la ciencia. De hecho, apenas puede diagnosticarse con certeza en vida. Por eso, y gracias al aporte de este ex-jugador, se ha logrado revelar datos preocupantes.

 

Esta enfermedad se ha encontrado en atletas que realizan deportes de contacto. El boxeo, fútbol americano, hockey y algunas artes marciales son de ese grupo. De igual forma, afecta a víctimas de una explosión debido a la onda expansiva, pero se da más frecuentemente en deportistas que reciben constantemente golpes en la cabeza, aún usando casco. Estos estudios señalaron que el 99% de los jugadores profesionales de fútbol americano la podrían sufrir en algún momento de sus vidas.

 

La historia de Aaron

La enfermedad de Aaron habría afectado su capacidad de tomar decisiones, procesar información y controlar sus impulsos. De hecho, se cree que pudo haber influido en el crímen que  cometió, aunque sus abogados nunca alegaron la posibilidad de que estuviera sufriendo una encefalopatía.

Su cerebro presentaba daños en el lóbulo frontal y puntos negros, y no se parecía en nada a un órgano sano. Otras partes que también estaban gravemente dañadas correspondían a las relacionadas con el comportamiento emocional, el miedo, la ansiedad e incluso la capacidad para escuchar sonidos.

 

Según Ann Mckee, directora del centro, “Es evidente que para su edad se encontraba en la categoría más severa. Gracias a su aporte, hemos podido hacer grandes avances en la investigación”. De igual forma señaló que Hernández era un ejemplo más que claro de la gravedad de lo que podrían sufrir personas jóvenes que estén jugando al fútbol americano ya que reciben muchas contusiones.

Durante su carrera, Hernández llegó a firmar un contrato por 40 millones de dólares. Lamentablemente, su delito lo hizo cumplir condena vitalicia. En 2013, el jugador había asesinado a tiros a Odin Lloyd, otro jugador semiprofesional que tenía una relación sentimental con la hermana de su prometida. Nunca se supo cuál fue el motivo.

De acuerdo a un estudio publicado en la  Journal of the American Medical Association en 2016, señalaba que 202 cerebros de jugadores de fútbol americano profesionales fueron estudiados y el 87% presentaba signos de la terrible Encefalopatía Traumática Crónica.