Estas Fotos Muestran Los Horrores De Las Instituciones Mentales De Indonesia

Preocupada por la difícil situación de las personas que permanecen en estas instalaciones, la fotógrafa neoyorquina Andrea Star Reese se pasó un año entero, entre 2011 y 2012, investigando las condiciones de las instituciones de salud mental en Indonesia. Un material que recogió en las fotos que les mostraremos hoy y a través de su documental Disorder, lanzado en 2013. «Pasung» es el término utilizado en Indonesia para referirse a los grilletes, pero también puede hacer referencia al concepto de permanecer encerrado o confinado en una habitación o en cualquier otro lugar. Un término que fue prohibido en 1977, pero que sigue utilizándose en un país en el que las enfermedades mentales continúan siendo un tema tabú.

En una entrevista para Feature Shoot, Reese narraba:

“Cruzar la puerta ha sido fácil, incluso cuando las condiciones eran y son tan horribles. Irse es lo difícil e inquietante. Sigo documentando esto porque las condiciones continúan siendo críticas, el progreso lento y el gobierno indonesio hace caso a la prensa internacional. Las ONG nacionales e internacionales usan mis fotos y reportajes para llegar aún más lejos en sus esfuerzos. No puedo dejar esta historia.“

Agus canta en su celda. Los guardias no le dejan salir por temor a que se escape, por lo que estos cuatro muros se han convertido en su hogar permanente.

Su familia paga una cama de madera y un enfoque espiritual islámico de curación. Las alucinaciones de Evi comenzaron cuando tenía 15 años.

La Fundación Galuh en Jakarta, Indonesia, es administrada por el gobierno. No se rechaza a nadie, pero el gobierno ofrece sólo dos meses de comida y las instalaciones no son adecuadas. Solo hay un único pabellón donde los hombres y las mujeres están separados por una reja

Muhammad -a la izquierda- mientras realiza una misa de curación. Día y noche los pacientes toman bebidas a base de hierbas, rezan, vomitan y al final se le induce a entrar en un trance hipnótico

 

Anne ha estado ocupando una celda sin ventanas durante 10 años. Según su padre, no necesitaba comer mucho. Antes solía correr, pero ahora no puede ni mantenerse en pie

 

Tener a los pacientes encerrados en sus celdas es una práctica común

 

La falta de comida es una de las realidades más crudas a la que los pacientes se enfrentan a diario.

 

Saimun lleva 5 años viviendo encadenada a una viga de madera. Tiene 40 años, no sabe hablar y vive con su hermano, quien también es discapacitado mental. Ambos, junto con su madre, dependen completamente de la caridad de los vecinos.

 

El personal del internado está entrenado para hacer frente a las situaciones extremas con sus estudiantes. Las piernas de Seapudin llevan encadenadas 9 años, por lo que sus músculos se han atrofiado debido a la falta de uso.

Los pacientes no tienen alimentos, ropa, ejercicio físico e interacciones sociales. De hecho, no existen fondos  para las cosas básicas como la comida y mucho menos para cuestiones de manutención e higiene de las instalaciones.

Las vidas de los pacientes están limitadas por un espacio de confinamiento donde lo hacen todo: comer, dormir y ducharse entre otras cosas.

Algunas de las familias de los pacientes pagan por sesiones curativas especiales, que por lo general suelen enfocarse hacia lo espiritual.

A la izquierda, mujer joven con grilletes en la Fundación Bina Lestari. A la derecha, Hospital Psiquiátrico Lawang Wediodining, reconocido como el mejor hospital mental de Indonesia. Ha sido el primer hospital en darse cuenta de la necesidad de los servicios de geriatría

Una cama se convierte en el mayor lujo que los pacientes pueden tener, por muy crudo que parezca.

Las interacciones sociales casi no existen y no se realizan de forma sistemática.

Hospital Psiquiátrico Lawang Wediodining, nombrado como la mejor institución mental de Indonesia.

Realmente es admirable la labor de Andrea Star Reese, quien, gracias a sus durísimas imágenes y al documental, ha denunciado pública y socialmente esta lamentable situación. Esperamos que la difusión y la unión activista consigan mejorar las condiciones y la calidad de vida de todas estas personas

No podemos dejar pasar realidades como ésta sin hacer una denuncia pública y esta fotógrafa sabe como hacerlo. Esperamos que las cosas cambien y mejoren las condiciones infrahumanas en las que viven estos pacientes.